Hoy las tecnologías digitales permean todos los ámbitos de nuestra realidad social
L
a tecnología existe para facilitarle la vida al hombre, sin embargo hoy esa facilidad ha sobrepasado todos los límites. Hoy las decisiones que tomamos las hacemos basándonos en algoritmos que nos recomiendan donde estudiar, que leer, qué comprar, a donde viajar, como vestirnos y hasta que comer. Hoy somos Humanidades Digitales y todas nuestras relaciones sociales están mediadas por las tecnologías digitales.
Claro, estas predicciones algorítmicas están basadas en nuestras búsquedas previas, es decir que somos nosotros quienes le enseñamos al algoritmo todo acerca de nuestros gustos e intereses. Somos nosotros mismos los que configuramos nuestros temas de interés en redes sociales como Twitter o los que decidimos seguir hashtags en Instagram.
Sin embargo, esa información que nosotros consumimos, que consultamos porque es la que Google nos recomienda o la red social nos recomienda hace parte del fenómeno de las «burbujas de filtro». Todas y todos vivimos inmersos en estas burbujas informativas que reaccionan de acuerdo con nuestra dieta mediática. Hoy consumimos un pequeño porcentaje de ese universo informativo, toda la demás información no nos llega.
De igual manera para en las redes sociales, estas nos muestran la información que queremos ver, la que los algoritmos consideran afines a nuestros intereses particulares ya sea en temáticas sociales, de política, economía, medio ambiente, salud, educación o cultura. Consumimos la información que selecciona el algoritmo para nosotros.
Lo último que quieren las gigantes GAFAM (Google, Amazon. Facebook, Apple y Microsoft) es que nos alejemos del consumo digital. A estas grandes empresas les conviene que estemos conectados y la mayor cantidad de tiempo posible ya que mientras más tiempo permanezcamos anonadados por las pantallas, más información tendrán de nosotros y claro más conocerán nuestros intereses y podrán sacar ventaja de la publicidad segmentada.
Cristóbal Cobo (2019) «Eligiendo no elegir es lo que hacemos la mayoría cuando aceptamos los servicios en línea de forma predeterminada»(p.29).
Hoy las tecnologías digitales son parte fundamental de nuestro diario vivir. Todas y todos queremos tener presencia en el mundo digital y las redes sociales son grandes aliadas para este fin. Sin embargo ese «estar» en redes sociales hace que el humano busque permanentemente validación social en el otro y ese otro puede ser cualquiera en el ciberespacio. Esa falsa aceptación social genera dopamina la «hormona de la felicidad» y la falta de este importante neurotransmisor en el sistema nervioso central también conlleva grandes problemáticas psicosociales.
El fenómeno de la «cultura del like» llegó para quedarse. Muchas personas que publican sus fotos o videos en redes sociales al ver que no tienen la aceptación social esperada, simplemente eliminan el contenido digital por más que este pueda representar un momento feliz o incluso su visión del mundo. Cada humano conectado a las tecnologías digitales consume multiplicidad de contenidos en múltiples pantallas, plataformas y formatos. Sin embargo este es un consumo efímero en un mundo en el que cada vez más se hace evidente la escases de atención.
Se hace entonces necesario que como humanos aprendamos de nuestros errores y nos replanteemos el uso actual que le estamos dando a las tecnologías digitales. Si bien la humanidad al igual que la tecnología ha sufrido grandes y profundas transformaciones, hoy más que nunca necesitamos tener un pensamiento critico frente al uso de estas tecnologías digitales y desde la educación debemos fomentar esta competencia básica y fundamental del Siglo XXI desde la primera infancia y a lo largo de la vida.